Hoy, en los momentos en los que escribo este post, ando deshaciendo mi habitación para llevarmela a la que es mi casa real. Bueno, ahora mismo ando escribiendo el post, aprovechando el descanso, por lo tanto no ando recogiendo y desmontando mi habitación. Pero lo que quiero expresar se entiende ¿No?
Me resulta muy curioso el hecho de que en un año, he vivido cosas tan intensas, algunas buenas, otras malas y se han ido viendo reflejado en mi habitación. Un año de mi vida se veía reflejado en unos 10 m2. Y ahora, ando aquí, recogiendolos, guardandolos y empaquetandolos para llevarlos a mi casa natal y amontonarlos con otros tantos recuerdos vividos.
Resulta curioso como nosotros ponemos valor a cosas que no la tienen, un ejemplo claro es mi anterior post. El caso es que damos un valor inmaterial a las cosas que puede hacer que su perdida sea más doloroso que la perdida de algo de más valor.
Me resulta muy curioso el hecho de que en un año, he vivido cosas tan intensas, algunas buenas, otras malas y se han ido viendo reflejado en mi habitación. Un año de mi vida se veía reflejado en unos 10 m2. Y ahora, ando aquí, recogiendolos, guardandolos y empaquetandolos para llevarlos a mi casa natal y amontonarlos con otros tantos recuerdos vividos.
Resulta curioso como nosotros ponemos valor a cosas que no la tienen, un ejemplo claro es mi anterior post. El caso es que damos un valor inmaterial a las cosas que puede hacer que su perdida sea más doloroso que la perdida de algo de más valor.
No sé hasta que punto puede ser bueno, pero si es cierto que cuando miras esos objetos de elevado valor subjetivo uno puede evocar las razones de porque significa tanto, con quién se ha compartido ese objeto, quién te lo regalo o vete tú a saber que historias tiene ese objeto.