Exámenes.

La presión de examinarse me resulta curiosa. Si bien, te valoran por unos conocimientos que no son fiables 100%. El que sepas algo a la hora del examen, no quita de que a los dos días ya pase a ser parte de los recuerdos olvidados en el subconsciente. Por no hablar, de que cuando uno acaba exámenes tiende a celebrarlo emborrachandose como si el mañana no fuera a llegar.

Bien distinto me parece el hecho de las prácticas, pues la mayoría de mis conocimientos que aún persisten en la masa amorfa que tengo por cabeza se deben a prácticas y trabajos que he hecho y no, a miseras horas de estudio.

Por eso tengo la teoría de que la mejor forma de aprender algo, suele ser trabajándolo y no estudiándolo. A pesar de que suene sin mucho sentido. Pero bueno, son mis paranoias. Las paranoias de uno.

Amor carnal.

Este trozo de pechuga de pollo me dieron una vez comiendo... la verdad es que me hizo gracia la forma... y me dio pena comérmela, pero debía alimentarme si quería mantenerme con vida. Pero, lo cierto es que, me hizo sonreír y hacer el ridículo lo suficiente como para sacarla una foto y compartirla ahora con vosotros.

Sentimiento

No sé exactamente como podría expresar la alegría que siento. El hecho de ser Vlogger y haber llegado a los 100 y, por lo que veo, subiendo me resulta realmente gratificante, no por el hecho de subir el número, si no por las muestras de cariño que se reciben.

Lo cierto es que en 4 meses que llevo siendo Vlogger puedo decir que me he sentido arropado y ayudado. Por no hablar del tiempo que he sido blogger y además con este mismo blog y otro que tengo un poco abandonado y que ando a la espera de cambios, que puede que lleguen a ser gigantescos.

Lo que quiero decir es que Internet me ha ofrecido mucho, pero sobre todo, me han dado las personas que me encontraron a través de internet, amistades y sorpresas a tutiplen. Espero fervientemente poder devolver eso a la gente que me ha brindado ese cariño.