¿Sabéis? Si hay algo que resulta curioso de la vida, es que cuando se fijan unos objetivos, generalmente, se sabe dónde se empieza, pero nunca realmente se sabe dónde vas a acabar.
Algo parecido ocurre cuando comienzas un viaje. Sabes que quieres llegar a un sitio y sabes desde donde partes, pero nunca sabes dónde vas a acabar.
He comenzado un viaje de una manera un tanto especial. Lo primero porque las condiciones climáticas no estan a mi favor y retrasaron el tren que tenía que llevarme a casa. Lo segundo, porque muchas veces te tocan compañeros de viaje peculiares. Lo tercero, porque a veces surgen planes que te cambian por completo el trayecto.
Aun así, sé que cuando miro atrás y miro todo lo recorrido, puedo sacar pecho y decir, que ese camino fue duro y que lo superé, que estoy preparado para cualquier cosa, y que por mucho que llueva, nieve o truene todos los días son buenos.
Buenos días.